lunes, 4 de abril de 2016

Música




La ternura políglota de Dominique

Dom la Nena ha creado un lenguaje musical propio, donde confluyen las sensibilidades sonoras y literarias de procedencia brasileña, argentina y francesa


Dominique Pinto tiene 25 años, toca el cello, canta con una dulzura nada acaramelada y en sus interpretaciones entremezcla acentos porteños y brasileñós, con cierto giros franceses, para narrar los pequeños sentimientos. Se camufla bajo el apelativo de Dom la Nena. Argentino-brasileña de nacionalidad, pero cosmopolita de vocación, su música está dominada por la melancolía y la intimidad, donde tienen cobijo las cosas mínimas, historias de andar por casa, anécdotas que cobran el valor de lo poético. 

En 2013 dio a conocer sus primeras canciones, Ela, y su vocación universal le permitió superar todas las fronteras. En 2015 presentó su segundo trabajo discográfico, Soyo, en el que perviven los paisajes sonoros delicados, los arreglos donde el cello y el piano imponen una atmósfera de sensibilidad, que modula la voz de Dominique. Desconozco si Dominique Pinto conoce a las Vainica Doble, pero algo de las añoradas Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen hay en ella: la ternura, la ironía, la delicadeza...

Brasil, Francia y Argentina son los países de origen de Dom y esta plural procedencia, presente en influencias y en las lenguas empleadas en sus canciones, la ha convertido al nomadismo. Dom emigró de Porto Alegre a los ocho años para instalarse en Francia, donde vivió con su familia durante cinco años. En París inició sus primeros estudios musicales, regresó a Brasil y, posteriormente, viajó a Buenos Aires para estudiar cello.

Las presencias de Elis Regina, Françoise Hardy, Caetano Veloso, Serge Geinsbourgh, Leonard Cohen se abrazan a las de Beck, Marisa Monte, Sufjan Stevens o Antonio Zambujo, Es decir, hay una apuesta por una tradición y un hermanamiento con otros artistas contemporáneos. En todos ellos, una misma sensibilidad. Muestra de su veneración por los progenitores musicales, es el disco que compartió con Rosemary Standley, Birds on a wire (2014), donde adaptan interpretaciones que anteriormente hicieron Leonard Cohen o Víctor Jara.

Sus canciones proceden de un cosmopolitismo cotidiano, sin renunciar a la saudade y a cierta nostalgia feliz por las personas conocidas, los lugares visitados y los sentimientos vividos. El pasaporte de Dom la Nena es el de la ternura, el de la tenrura, el de la tendresse... un documento musical que no conoce geografías ni barreras.

Dom La Nena actúa en Oviedo, a las 21,00 horas, el miércoles 6 de abril. (Lata de Zinc, Calle Julián Cañedo, 4).

No hay comentarios:

Publicar un comentario